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7 de 10: Entrevista a Diego Martín Lafuente (Minid)

8 Jul

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Diego Martín Lafuente (minid), es uno de los bloggers hispanos que iniciaron el actual movimiento de aceptación de los estándares web.

Ficha técnica:

1. ¿Como se inició el pequeño Diego en el mundo de la informática? ¿Como terminas en España?

Je, si tuviera que relatarte mi historia, diría que el pequeño Diego empezó como muchos: rompiendo el ordenador de su padre todas las semanas. Tendría que hacerle algún día un altar o un monumento a mi viejo, porque la verdad, hay que tener paciencia y mucho amor por un hijo el cual te arruina la máquina todas las semanas. Creo que el sistema de backups lo inventó él, me parece, ja, ja.

La curiosidad me mataba a los 10 años de edad ya. Recuerdo que mi padre, me llevaba los sábados a la empresa donde trabajaba. Él hacía unas cosas, aprovechando la tranquilidad del fin de semana, imagino que hacía cheking y mantenimiento de los programas que corrían, y a mí me encantaba sentarme a su lado y mirar como programaba Cobol (sí, amigos, somos viejos ya) en su Unysis B1000 o en los mainframes Burroughs. Además recuerdo que, me fascinaba ver como era la informática hace 20 años: equipos ultra-ruidosos, gigantes (casi toda las habitaciones ocupadas por pocos aparatos), las impresoras que tardaban casi 7 horas para imprimir 50 mil fichas en papel continuo con matriz de punto, línea por línea, y tenían el tamaño de una lavadora antigua, y metía una bulla que daba respeto, recuerdo que las salas de máquinas se insonorizaban y se anexaban en general lo más lejos de las oficinas administrativas.

Pero lo relatado tenía, que sé yo… unos 10-12 años. Luego, mi padre compró, lo que vendría a ser el primer PC. Sé que no era de una marca especial, pero era un 8086, hasta donde recuerde mi mente geek, que iba sólo con disquetes de 5 ¼ y un monitor monocromático de fósforo amarillo, CGA si no me equivoco. Utilizaba el ordenador para jugar los jueguitos de la época y algún que otro pseudo programa de edición gráfica.

diego_martin_lafuente_minid2Luego vino el primer, ordenador serio: un 286 muy bien equipado, venía a todo culo de cosas, para aquella época, que costaban alrededor de 2500 dólares ya podía acceder a programas interesantes, con un disco duro que no recuerdo el espacio pero no era más de 30 megas. Ahí me acuerdo que empezaba a utilizar programas como Corel Draw 1 y susodichos. Tenía impresoras de matriz de punto que cabían en un miniescritorio a mi lado y hasta llegué a pagarme un scanner de mano. No os imagináis el orgasmo que producía en la gente ver que pasabas un aparato por un lado y podías ver la información en la pantalla los segundos, era como rompedor. Hoy en día mirarían eso y dirían, meh, que gilipollez.

Ya después fue mirar atrás y hacer caso omiso de todo tipo de recomendación ajena al mundo de la informática. Mi madre y mi abuela querían que fuera veterinario o médico, pero yo estaba todo el día absorto en el ordenador, especialmente cuando me regalaron el 386DX (con botón de turbo) y que tenía una placa de 512KB VGA y un monitor VGA monocromático que era la revolución y super caro. Tenía un disco duro de 80MB! que me daba el estatus de rey del barrio y en el instituto. Aunque ahora los chavales no aprecien esto, antes, un equipo así, equipado con esas características era una fortuna! costaban a dinero de hoy como si fueras a pagar un millón de las antiguas pesetas. Era mucho dinero, pero valía la pena.

No me quiero extender demasiado con el listado, pero fui escalando bastante el hardware, gracias a que en aquella época los PCs usados no se desvalorizaban y yo tenía acceso a precios de importación. No me dediqué a la programación a pesar de que mi padre lo es, lo mío era el arte. Música e ilustración, diseño.

Con el tiempo salté de los diarios, revistas, fanzines y mi BBS a Internet. De nuevo, gracias a mi padre tenía acceso a Internet en su trabajo, las conexiones se cobraban carísimas y apenas podías navegar cosas para el año 95–96.

A España llegué hace 8 años luego de trabajar en Livra.com, un proyecto el cual estuve desde los comienzos hasta un gran asentamiento. Fue increíble trabajar con los chicos y allí conocí a mucha gente interesante, por ejemplo, a Mariano Amartino de Denken Über. Era un verano y me llamaron a Buenos Aires para ofrecerme un puesto como diseñador en Barcelona en un estudio pequeño que se había formado, el cual tenía dos o tres clientes grandes y recién empezaba. Aunque la oferta económica no era muy buena, dije que sí, tenía ganas ya de cambiar de aire.

2. Hace casi 8 años que promueves los estándares web, ¿que opinas de la situación actual? ¿como ves el futuro?

La primera vez que me topé con los estándares fue en el 97, leyendo unos textos de Tim Berneys Lee en Usenet, y luego propiamente en la W3C. Pero no empecé realmente a abogar por ellos hasta hace 8 años. Fue una cosa ya, inevitable. Casi a la fuerza, diría. Hacía las cosas mal en el día a día en el trabajo, aunque en aquella época no se veía así, es gracioso, pero me recuerda a mis clases de historia, cuando el profesor me decía: hace dos mil años los espartanos tiraban los bebés que no cumplían unos requisitos por un risco, y estaba aceptado y bien visto. Hoy en día sería algo demasiado trágico a nuestra forma de pensar y ver la vida. Pues lo mismo con el código, antes veíamos código que hoy sería catalogado como «horror» y pero en vez de vomitar se fruncía el recto de la emoción y la alegría.

Cuando empecé a promover los estándares me tildaron de loco, de extremista, de mediocre por hacer páginas que pesaban 12kb y no tenían detalles excesivos de Adobe Photoshop y Macromedia Flash. Hubo todo tipo de intentos de callarme y desacreditarme. Hoy te veneran y se pelean para que trabajes en sus empresa.

diego_martin_lafuente_minidHoy todo es diferente, claro. Incluso ahora, los estándares se ven bien de salud, sigue el auge, pero los buenos desarrolladores son apenas un grupillo y la profesión sigue remunerándose mal. Se hacen muchos mamarrachos, sopas de elementos, planteados con una semántica paupérrima, desastres de código que, validan. No me molesta más que ver una página que se jacta de tener un nivel de calidad porque pasa un test automático de validación y luego ver que el código es un desastre. En realidad aborrezco el validador. Prefiero tener un error o 5 de código pero saber que lo que hago está bajo una conciencia tozuda de desarrollo estándar a escribir una sopa de elementos sin criterio e irme a dormir pensando que todo está bien porque el validador me dijo «está página valida». Pero bueno, esto es mejor incluso que lo que existía antes, peor es nada.

El futuro no lo veo claro, si lo viera, es que, no te digo nada y voy a jugarme la lotería o me crearía el próximo Google :D, pero lo que intuyo es que seguirá igual que el año pasado o éste mismo: estancado. Los estándares tienen un auge asegurado y normalizado, sí, pero no muy empinado. No se ven muchos congresos, la verdad, de desarrollo web serios y no tan propagandísticos, como en otros países, donde todos los años se hacen charlas serias de desarrollo y varias al año… no UNA sola.

Aquí lo veo todo muy estancado, lo mínimo que hay, es como Eurovisión, que si te lo pierdes no pasa nada. Si es que la gente va y se gasta el dinero en ir a este tipo de eventos, más que nada va para quedar luego con la gente y hacer las reuniones de verdad. Se aprende más fuera del congreso que dentro, es de locos. Y si queremos encontrar gente pro o bien, queremos que el resto se vuelva un/a excelente desarrollador/a web tenemos que ver congresos más serios, donde la gente participe y los ponentes expongan, cosas menos hipotéticas o teóricas y más prácticas.

3. Diste el paso de crear tu propia empresa, ¿como se afronta el día siguiente de dejar tu trabajo antiguo y ponerte de frente a una vida laboral? ¿Lo recomiendas? ¿Por que?

Bueno, dejar un trabajo por otro quizás sea motivo de festejo. Te suben el sueldo, nuevos clientes, nuevos proyectos. Pero es más de lo mismo. Te sientes una nómina más y a la larga terminas tomándole aversión a todo. Seamos realistas: trabajos alucinantes los contamos con los primeros 3 dedos de nuestra mano derecha, el resto, si no es regular tira a tedioso.

En cambio, dejar tu trabajo y empezar en tu proyecto ya es otra historia. Te puedes ir a las patadas, pero es una emoción y un sentimiento diferente. Primero porque te conviertes en un masoquista sin retorno, la emoción te pasa factura pero te da igual: duermes poco, te auto-inflinges ingentes cantidades de horas frente al ordenador y sólo por el hecho que lo que haces es tuyo. Sí, el dinero es importante, pero no lo esencial. Cuando empiezas un proyecto propio, sientes que vas a transgredir reglas, y eso te pone, eso te pone en un estado similar a la euforia, a la adrenalina, piensas que cambias el mundo, y de eso se trata. Segundo porque en general, uno siente que tiene más libertades de acción y pensamiento que una empresa normal. Existen y seguirán existiendo las decisiones basadas en lo que un cliente ha exigido, pero existe en más cantidad las decisiones que nos gustan a todos: porque no nos conviene a nosotros, punto. Empresas donde miren primero por sus empleados, por sus intereses más allá de contentar el capricho de turno de un cliente seguramente te hayas cruzado con pocas, si es que no te has cruzado con ninguna. De la otra clase, las hay a patadas.

4. Actualmente estás inmerso en Tractis, ¿es un proyecto del que te sientes especialmente orgulloso? ¿Por qué?

Sí, me siento orgullo, primero, porque me voy a dormir todos los días sabiendo que no soy un clon de nadie, y menos de un proyecto americano. Segundo, porque lo he citado anteriormente, siento que voy a transgredir reglas, lo tradicional, lo que realmente me agobia, me molesta, y lo que le molesta a mucha gente de la burocracia que nos viene imponiendo el actual sistema. Y el sentir que aporto mi grano de arena en la inminente destrucción del sistema actual ya me da orgullo.

Por otro lado, me siento orgulloso porque trabajo con gente dedicada y muy comprometida, y eso te da tranquilidad: sabes que la gente toma decisiones no pensando en si va a trabajar poco o mucho, sino más en si beneficia a la empresa o al proyecto en sí.

Pero igual todavía falta para sentir ese orgullo loco que siente Jobs o Larry Page y Sergey Brin, ¡lo bueno es que trabajo para ello! Me siento un poco como un chiquillo caprichoso, medio pelotudo si quieres verlo de esta forma J, quiero que venga eso ya.

5. Para terminar, ¿Que le recomendarías a un desarrollador que está empezando y quiera seguir tus pasos?

Sed de conocimiento. Que no pare, o mejor: si uno ve que no le interesa esto de una forma dedicada, entonces que se busque otra cosa, de lo contrario la vida laboral sabrá a fracaso. Nunca pero nunca creerse que uno se lo sabe todo y menos que ya no se puede hacer más nada. Yo empecé a desarrollar hace 8 años con CSS pero no fue hasta hace 1 año que descubrí que se podían acelerar las cosas haciendo grillas de imágenes y aplicando algunas técnicas super-simples. Que nunca pare esa sed de aprender y probar.

  • Tengo ya como 5 o 6 años leyendo a mini-d y el tipo es un crack, exito con su empresa!

  • Gran Trabajo Anieto.. 😉

    Como verás, ya me he encargado en utilizar tu contenido.

  • Otra inspiradora nota, y siguen los agradecimientos Andrès y en esta ocasión tmb a Diego. Por cieto que me recordo a mis primeros pasos lo de romperle la computadora a mi padre….perderle todo el trabajo, que locura. Claro que no era culpa mia sino del Windows 😛 Gracias por compartir la ilusión y dedicación.

  • No estoy seguro, pero creo que uno de los primeros blogs que descubró circa de 2003/4 fue el de mini-d.net. Uno de mis favoritos sin duda, aunque en esta entrevista se puede notar su obsesión «enfermiza» con el código.

    De igual forma, es un grande, un pionero, una referencia y lo más importante un ejemplo a seguir.

  • Muy buena esta entrevista. No llego a la obsesión que parece tener Diego, pero en lo que si estoy de acuerdo es en lo de no parar de aprender … siempre se puede aprender algo nuevo …por muchos años que lleves en esto.

    Saludos y gracias a Andrés y a Diego

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