Llegas un día por la mañana al trabajo como todos los días, te sientas delante del ordenador como todos los días y lo enciendes como todos los días. Haces algún comentario con los compañeros acerca de la película que viste anoche o cualquier otra conversación digna de una persona que lucha por no dormise de pie. Trás tus 25 minutos de reloj, el ordenador a terminado de cargar tomo mi perfil que deben de ser uno 50 mb (si, yo tampoco lo entido) y me puedo poner a trabajar.
Pasan 8 horas y lo único que has hecho ha sido buscar errores en una aplicación que tu has desarrollado, y los que sean programadores deben saber lo dificil (por no decir imposible) que és encontrar fallos en una aplicación que conoces tan bien como funciona que lo puedes hacer con los ojos cerrados… así que te pegas horas buscando errores, por que los hay.Por fín se te ilumina la cara, has encontrado un error, si tienes suerte será algo más complicado que un nombre mal escrito en el Javascript, efectivamente no es un nombre, parece que todo está bien….
Es una frase muy típica de los programadores,…»Parece que todo está bien,… que raro!», con esa frase queremos decir que todo está bien y que seguro que no hemos mirado suficientemente bien. Por eso te pones y a indagar, a modo de Grissom en CSI, o House en …. eso…
Indagas, buscas, lees el código, y por muy bueno que seas acabas poniendo println
, alert
, echo
o cualquier otro sistema para que nos muestre el típico y super claro mensaje..
alert("ESTOY AQUI!!!");
Trás 5 minutos de busqueda y desesperación, con más alert’s que líneas de código, descubres el problema. Estas llamando a una función con un parametro de menos… tus alegrías se terminan de golpe, como al niño que mira una burbuja de jabón, tu «reto» a terminado. Ya solo te queda volver a buscar y rebuscar, con la esperanza de encontrar algo que te motive lo suficiente (o como mínimo algo) que te haga salir de ese estado de somnolencia perpétua que te pesa sobre las espaldas.
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